Fuad Rumié (q.e.p.d.), un visionario de la medicina uninorteña

La Universidad del Norte agradece profundamente el ejemplo y el legado que el Dr. Fuad Rumié ha dejado en la historia de la institución. El mejor homenaje a su memoria es nuestro esfuerzo constante por seguir entregando a la sociedad profesionales de la salud dedicados y visionarios, así como él.

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Fuad Rumié junto a una cohorte de enfermeras locales y extranjeras.

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06 oct 2021

Despuntaba la década de 1970 y ser médico era una profesión cada vez más apetecida por la juventud colombiana y, especialmente, del Caribe. El cuerpo directivo de la Universidad del Norte ya tenía este plan en el tintero y una mente brillante integraba el equipo: el Dr. Fuad José Rumié Fakiani (q.e.p.d.).

Rumié fue el primer decano de la División de Ciencias de la Salud (1974 - 1981). Conocía al dedillo el proyecto, dado que había sido pieza clave en su gestación, formulación y estructuración. Formar médicos familiares era su objetivo, uno que marcaría la vida institucional de la universidad y de los hogares barranquilleros.

Su propósito principal fue formar generaciones de médicos, cuyo servicio a la comunidad se constituyera bajo los más altos principios éticos, articulados a las demandas sociales y al gremio médico de la ciudad y de la región.

De la misma manera, Rumié no solamente impulsó el programa de Medicina, sino que su visión estaba forjada bajo una amplia formación de diversas ramas de la salud, que se complementaran entre sí y brindaran a la sociedad un trato humano de excelencia para el mejoramiento de su calidad de vida.

Así se evidencia en aquella carta que envió el 1 de julio de 1980 a Karl C. Parrish, la cual reposa en el Archivo Parrish y en la que destaca que “un paso muy importante” se había dado en la Universidad del Norte: “la aprobación definitiva del programa de Enfermería y luego, la licenciatura, y rescientemente (sic) el programa de Medicina sin observaciones o fallas”.

Cada una de las propuestas presentadas en el documento dirigido a Parrish son claras, concisas y argumentadas en una de sus frases: “la propia disciplina del profesional de la salud obliga a responder oportunamente a la enfermedad y a los problemas”. Rumié, siempre al paso de los desafíos de los tiempos en pro de la calidad de la ciencia médica.

Placa conmemorativa de la primera promoción de médicos cirujanos uninorteños, ubicada en el Edificio de Rectoría.

Voces de agradecimiento. Hernando Baquero Latorre, decano de la División de Ciencias de la Salud, menciona que entre los referentes registrados para el proyecto uninorteño se ubican la Universidad del Valle, la Universidad Javeriana (sede Bogotá) y la Universidad de Miami. Diversos docentes de los Estados Unidos se sumaron a la causa, en varios momentos.

“Recuerdo algunas anécdotas de profesores de la Universidad de Stanford que estuvieron visitando el naciente programa, que se alojaban en la residencia del Dr. Rumié y eran atendidos de una manera muy familiar”, anota.

Baquero Latorre lo describe como “un gran cirujano, profesor de la cátedra de Cirugía durante muchísimo tiempo cuando se fundó el programa”. Exalta el apoyo constante que Parrish otorgó a Rumié, especialmente para la “creación de un centro de práctica -en un escenario de práctica formativa para los estudiantes de Medicina- que fuese propio de la Universidad”. En otras palabras, el decano resalta la simultaneidad entre los planteamientos: la creación del programa y la visión necesaria de lo que muchos años después conoceríamos como el Hospital de la Universidad del Norte.

Por su parte, el Dr. Alfonso Yepes Rubiano, egresado del programa de Medicina en 1982,  describe al Dr. Fuad Rumié como “una persona que ha dejado una gran huella en mi vida, porque cuando era adolescente, indudablemente, mi modelo a seguir era mi padre, pero uno de sus mejores amigos era el Dr. Rumié y fui testigo de múltiples conversaciones en las que aprendí mucho”.

Yepes Rubiano destaca que, gracias a una conversación profunda entre ambos, no escogió otra ciudad para estudiar. Confió en el proyecto del naciente programa de Medicina de la Universidad del Norte y “estoy muy agradecido, porque me desarrollé como médico y conseguí todos los objetivos que me había propuesto”, relata.

Recuerda que, posteriormente, fundaron juntos la Clínica Internacional, y que logró evidenciar, aún más, las cualidades de liderazgo de quien había sido su decano. “Como estudiante, me enseñó a perseverar, a luchar por mis ideas”, dice y agrega que, al ser socios empresariales, siempre lo hizo sentir como un par, como un verdadero colega, aunque afirma con profunda admiración: “siempre lo vi muy lejos”. En años posteriores, el Dr. Fuad Rumié fue su paciente. “Confió su salud en mí y siempre lo recordaré como una persona alegre, sonriente y muy culta, fue mi mentor”, puntualiza.

El Dr. Jorge Flórez, docente e investigador del departamento de Medicina, también se sumó a las voces que, con nostalgia pero con profundo agradecimiento, se alzaron para honrar la memoria del Dr. Rumié.

“Conocí al Dr. Fuad Rumié Fakiani en forma personal por intermedio de un colega, cuando yo era docente en el departamento de Fisiología en la facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y él era el primer decano en la División de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte”, evoca. Flórez fue invitado a desarrollar un curso de Neurofisiología y “durante ese tiempo me convenció para que lo acompañara en la maravillosa gestión que había iniciado”, dice. 

Fueron muchos los momentos compartidos, destaca el docente, en los que “observé el entusiasmo, la dedicación, la amabilidad y el compromiso que siempre lo caracterizó en dicha labor”.

La Universidad del Norte agradece profundamente todo el ejemplo y el legado que el Dr. Fuad Rumié ha dejado en la historia de la institución. El mejor homenaje a su memoria y obra es nuestro esfuerzo constante por seguir entregando a la sociedad profesionales de la salud dedicados, constantes y visionarios, así como era él.

Por Lucía Avendaño Gelves

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